Digestión por Microondas para la Determinación de Mercurio (Parte I)

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 INTRODUCCIÓN

El mercurio siempre ha estado presente desde la antigüedad. Todavía hoy, son emitidos en el medioambiente enormes cantidades de este elemento tóxico, especialmente en procesos de combustión. Las bioacumulaciones del mercurio y sus compuestos orgánicos (por ejemplo metil mercurio) se encuentran en los tejidos grasos y por lo tanto llegan a la cadena alimenticia.

Por ello el control del mercurio en los alimentos es un parámetro a considerar.

La técnica a seguir más habitual es mediante digestión química en vía húmeda para su posterior análisis en vapor frío (CV AAS). En este proceso hay que tener en cuenta el riesgo de pérdidas de mercurio más que por su presencia en la analítica. Éstas frecuentemente ocurren debido a la vaporización por altas temperaturas de digestión.

Es por eso que una digestión completa es esencial para asegurar que compuestos como el metil o etil mercurio no son convertidos en compuestos volátiles órgano-clorados durante la digestión.

En las normativas más clásicas (DIN EN 13805, Junio 2002) se recomiendan la digestión con vasos de cuarzo como material de vasos de digestión en vez de PTFE porque la superficie rugosa y porosidad del material PTFE puede llegar a resultados más bajos de los esperados.

Sin embargo, este efecto en los vasos de TFM-PTFE, especialmente los comprimidos isostáticamente, no ocurren y las normativas actuales también aprueban este material (DIN EN 1483, Julio 2007, EPA 3051A y EPA3052)

Así pues, el mercurio en las muestras alimentarias puede ser analizado con reproducibilidad y con suficiente exactitud durante años con los vasos de presión TFM-PTFE comprimidos isostáticamente. Además, la vida de servicio de los vasos significativamente reducen las operaciones de coste para el sistema.

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